Blog personal de Diego de Haller
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Crónica de un curso de "formación"

  • Día uno.
  • Horario planificado del curso: de 9.00 a 19.00. Una hora de comida.
    Horario real: de 10.00 a 17.30. Una hora y tres cuartos de comida, aunque el instructor se empeñe en decir que desde las 13.30 hasta las 15.00 hay sólo una hora y media. A todo esto, sumar que el instructor tenía hambre y salimos a las 13.20 y que hasta las 15.15 no empezamos, pues…
    Datos: presentación del curso, instructor y alumnos. Entrega de material, que habrá que devolver claro (no sea que se gaste mucho papel, todo por el medio ambiente).
    Transcurso del día: cada alumno lee una diapositiva (WTF, segunda definición), como en el colegio.
    Parte práctica: dos horas para hacer un ejercicio que no lleva más de 30 minutos. Y, ¿quién enseña cómo se hace el ejercicio? Un voluntario/a forzoso/a.
    Después de comer, se repite el mismo patrón de la mañana.

  • Día dos.
    Tómese día uno de plantilla, acortando los tiempos para explicar y aumentando el tiempo para realizar ejercicios. El tiempo para la comida se mantiene más o menos igual, entre una hora y media y dos horas, según quién dé la información (me recuerda a la diferencia de asistentes en una manifestación, que según quién te dé la información varía el dato).
  • Día tres.
    Tómese día dos o día uno como plantilla, pero eliminar la parte que viene después de comer, puesto que esta no existe… Ya que es el último día, para qué esforzarnos ya, ¿no?

Así también doy yo los cursos. Puntos a tener en cuenta:

  • El instructor sabía de qué hablaba.
  • Los alumnos querían recibir este curso, no estaban forzados a ir.

Así poco se puede aprender, pero claro, analizando la situación, no creo que se pueda achacar el 100% de la culpa al instructor. Está claro que podía haber puesto un poco más de empeño, pero teniendo en cuenta que él también fue «forzado» a dar el curso, pues la verdad es que se entiende. Quizá las empresas que van vendiendo el tema de la formación como un valor añadido y que luego «dan» este tipo de cursos, deberían replantearse las cosas. O bien dejar de dar estos cursos de formación (poco aconsejable) o, por otro lado, hacer que la selección de instructores sea algo más precisa y útil, dado que el mal llamado proceso de selección es ahora el siguiente:

  • Avisan a un trabajador dos días antes del curso y le dicen que tiene que darlo.
  • El recién nombrado instructor se puede encontrar en la siguiente situación: sabe mucho del tema, pero no tiene ganas de darlo; no sabe del tema ni tiene ganas de saber; sabe del tema y tiene ganas de darlo. Creedme, este último caso es el menos habitual.

¿No podrían hacer la selección de estos últimos casos? Seguro que en una empresa de miles de trabajadores (no exagero) tienen que haber trabajadores que lleven un formador en su interior luchando por salir y que no le dan la oportunidad…

En fin, ahí queda… A ver si el siguiente curso que tengo es mejor y más productivo que el anterior.

2 ideas sobre “Crónica de un curso de "formación"”

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