Blog personal de Diego de Haller
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Historia de la compra de una bicicleta Raleigh Impulse IR HS

Raleigh Impulse IR HS

Y esta es la bici de asistencia eléctrica de la que os hablaba el otro día, una Raleigh, que es una marca alemana bastante conocida. Es mi primera bici de este tipo, y me tuve que poner al día en cuanto a los diferentes tipos de motores, baterías y voltajes, y cómo la combinación de estos elementos da rendimientos diferentes.

Si empezamos por los motores, los hay que van directamente a la rueda (trasera o delantera) o en el eje del pedalier. Mientras con los segundos suelen ser más duros y más precisos, los primeros permiten hacer una recuperación de la energía, por lo que se puede cargar la batería durante su uso. En mi caso, opté por un motor en el pedalier, ya que me comentaron que con mi tamaño y peso iba a ser lo mejor, más duros.

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Con el tema de las baterías también hay un mundo, con diferentes capacidades, potencias y voltajes, que hacen que la autonomía de uso varíe bastante. En mi caso se trata de una batería bastante potente que me permite una autonomía, según ficha técnica, de ente 50 y 150 kilómetros. Ya veremos más tarde que sí sobrepasó los 50 kilómetros, pero me quedo lejos de los 150. Y todo tiene su razón.

El resto ya no difiere mucho de una bici normal, con sus frenos hidráulicos de zapata (que era la primera vez que veía unos así), llantas de 28″, su transportín, luz delantera y trasera con dinamo y un bloqueo de rueda trasera a la llanta.

El sillín venía con una tija con amortiguador que pedí me cambiaran por otra normal, ya que la experiencia me demostró que dicho amortiguador no estaba preparado para mi peso.

Y aquí llegamos a la compra en sí, que fue de lo mejor. Pero antes habrá que contar cómo me dio por una bici eléctrica. Trataré de no alargarlo mucho. El caso es que en el COI tenemos unas bicis eléctricas para desplazarnos entre los diferentes edificios, y más de una vez he usado una. Me resultaron muy prácticas y por ello me puse a investigar cómo iban de autonomía para ver si podría recorrer unos 25 kilómetros, que es la distancia que hay de mi casa al COI. Encontré varios modelos, pero sin verlos y viendo la diferencia de precio que había entre unos y otros, preferí acercarme a una tienda para que me explicaran bien las cosas.

Llegué a la tienda con una de las bicis eléctricas del COI, y me puse a preguntar al vendedor que, muy amable, me explicó todo lo que arriba os expliqué: motores, baterías, autonomías, etc. Me convenció un modelo, el que al final adquirí, pero que quise probar bien. El hombre me ofreció llevármelo por la tarde y devolverlo al día siguiente, así podría probarlo bien y decidirme con la compra (o no). Como vi que tenían opción de alquiler, le pregunté que cuánto me iba a costar alquilarlo, a lo que él me dijo que nada, que me lo prestaba como cortesía y como posible venta. Aquí hago un receso para añadir que en su momento le dije que trabajaba en el COI y eso, amigos míos, en Lausanne abre muchas puertas.

Así que esa misma tarde me llevé la bici a casa e hice los 25 kilómetros que hay para llegar. La bici iba bien, el motor tiraba en las cuestas (aunque había que pedalear, claro) y la batería aguantó suficiente para poder hacer otro trayecto de vuelta. El ordenador de abordo da bastante información, con distancia por trayecto, cadencia y muchas cosas más, además de ser una pantalla bastante generosa. Lo único que no me convenció fue la tija del sillín (de ahí que luego pidiera la normal) y el cambio de marchas, que al ser un Shimano Nexus es de lo menos preciso y de lo más lento que he visto. Encima la octava desapareció, seguramente debido a un desajuste, y eso añadió más desconfianza a la hora de cambiar de marchas.

Cuando al día siguiente le llevé la bici de vuelta y le comenté los problemas que tuve, me dijo que el cambio era lo típico para una bici de ciudad, que no requería pedalear para cambiar (lo cual es cierto) y que si se comparaba con un Deore XT era como comparar churras y merinas. En ese momento me pensé mucho la compra de esta bici, y más viendo que había otras opciones, más caras eso sí, con el cambio Deore XT. Pero al final, viendo que el uso que le iba a dar era el de transporte de un punto A a un punto B, sin ir a tope ni por terrenos complicados.

Ahora, después de haberla usado durante varios días, puedo decir que no me arrepiento de la compra en lo que al cambio se refiere. Es cierto que falla de cuando en cuando y que si quieres pedalear cuando vas a más de 30 km/h ya no hay nada de potencia que puedas transmitir al piñón, pero es una bici de paseo, dura, que me permite meterme por senderos sin temer pinchazos o falta de agarre (aunque en breve le pondré la banda de kevlar que en su día tuve en mi otra bici, así se acabaron los pinchazos para siempre) y que, lo mejor, me permite no desfallecer en las cuestas.

Para terminar, os detallo la autonomía: hago unos 75 kilómetros, dejando la batería a cero. Teniendo en cuenta que hago casi todo el recorrido en modo Power, que es el que más asistencia ofrece, no me parece una cifra mala. Imagino que según vaya encontrando mi forma física y reduciendo la asistencia, conseguiré hacer más kilómetros con una carga. Pero reconozco que el tema de apurar no me gusta nada, que sin asistencia se puede pedalear, pero la bici pesa 23 kilogramos, más lo que peso yo y lo que llevo (una mochila con las cosas del trabajo y otra lateral con la ropa), creo que la subida final que tengo para llegar a casa no la hago. Al menos de momento.

En fin, si habéis llegado hasta aquí, gracias por leer. Si tenéis alguna duda sobre la bicicleta, usad los comentarios y os responderé encantado.

¡Saludos!

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