La utilidad del silencio

Hoy, haciendo limpieza, Olga se ha encontrado los apuntes de un curso de Management, con una hoja que contenía un ejemplo, muy bueno, del valor y utilidad de no responder rápidamente a las preguntas. Pertenece al libro «Si je mens» (Si miento) de Françoise Giroud:

Cuando Chamberlain comprendió que no era el Primer Ministro capaz de ser el jefe de Inglaterra durante la guerra, eligió él mismo a su sucesor, como era entonces la tradición en el seno del partido conservador inglés, eligiendo a Lord Halifax.

Para dar al gobierno la máxima eficacia, quiso que Churchill formara parte del gabinete. Le convocó y le dijo: «Halifax es el mejor, sin embargo también le necesitamos a usted. ¿Acepta ser el número dos?».

Churchill, por patriotismo, por deber, por esa auténtica grandeza que es la abnegación ante un interés superior, le dijo que sí.

Horas después, un hombre que tenía algo de duende, Lord Beaverbrook, magnate de la prensa inglesa, pide a Churchill que le reciba urgentemente y le dice: «Parece ser que usted ha aceptado que Halifax sea el Primer Ministro. ¡No es posible!». Churchill responde que se trata de un asunto de estado y que no discutirá con él.

Entonces Beaverbrook le dice: «Sólo le pido una cosa. Cuando Chamberlain le convoque con Halifax y le pida que confirme su decisión, quédese callado 3 minutos. 3 verdaderos minutos. Ciento ochenta segundos antes de decir que sí. Churchill, sorprendido, aceptó y se lo prometió.

Al día siguiente, Churchill y Halifax están en el despacho de Chamberlain, en Downing Street. Chamberlain dice: «Quiere usted, por favor, confirmar a Lord Halifax que usted acepta formar parte de su gabinete?». Churchill se queda callado. Un minuto. Sigue callado. Un minuto y medio. Sigue callado. Y antes de que hayan pasado los 3 minutos, Lord Halifax dice: «Yo creo que Winston Churchill es quien debe ser el Primer Ministro.»

Lo menos que puede decirse es que estos tres minutos han jugado un papel importante en la historia de la II Guerra Mundial.

Y sí, da que pensar, y sirve para poder decir que, a veces, es mejor pensar las cosas antes de responder precipitadamente. Si esto se aplicaran algunos…

¡Saludos!