Blog personal de Diego de Haller
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Detalles del viaje a Cantabria

Bueno, quedé en contaros la experiencia del viaje a Cantabria y demás, así que vamos a por ello.

Inicio de inciso – Para los que no quieran leerse un tostón, igual esta entrada no es para ellos. Lo siento, pero es que no sé resumir las cosas, jeje. – Fin de inciso.

Voy a estructurarlo por días, de manera que sea más o menos sencillo seguirlo, siendo el día 1 el viernes y así en adelante (no es complicado, ¿no? jeje).

Día 1

Salimos de Madrid a eso de las 9:30 de la mañana, sufriendo el típico atasco de la M40 (qué se le va a hacer) hasta casi llegar a las N-I. Pero bueno, eso era algo que ya nos temíamos. La ruta que íbamos a seguir era esta, pero al final cambió un poco, ya que llegados a Burgos tiramos hacia Santander para poder parar en Reinosa, así que hicimos más bien esta ruta.

La verdad es que Reinosa es una ciudad pequeña, pero que tiene su encanto. Además, todo el verde que se ve en las montañas me encanta, le da un color muy distinto a lo que se ve en Madrid. Ahí comimos, un menú normal, pero muy bueno (una pena que al final no probara el codido montañés… Eso será para la próxima). Eso sí, antes de comer, nos pasamos por Fontibre, lugar que como su nombre indica es «Fuente del Ebro», es decir, y esto es para los despistados, donde nace el río Ebro. Impresiona que el lugar donde nace el río con más caudal de toda la Península Ibérica sea algo así, tan pequeño. Pero bueno, eso no le quita su encanto.

Después de comer, tomamos rumbo hacia nuestro destino final usando este itinerario.

Llegamos a la casa rural, que no está exactamente en Ramales de la Victoria, pero queda muy cerca, a eso de las 18:30. Inciso para publicitar la casa 😉He de decir que los dueños era la mar de simpáticos, hasta nos dejaron eligir habitación, ya que quedaban dos libres. El lugar donde se encontraba la casa era inmejorable, en mitad de la montaña, con un parque natural en frente y muy tranquilo. Es muy recomendable si queréis escapar unos días y estar tranquilos. La comida es espléndida, muy original y buena, y el precio no está nada mal. Tened en cuenta que no es un VIPS, así que no esperéis esos precios tampoco. Fin de inciso para publicitar la casa.

Día 2

Este día, sábado para los despistados, arrancó prontito. A eso de las 9:15 estábamos desayunando y sobre las 10:00 salíamos hacia Laredo. La ciudad es pequeña, y tampoco vimos mucho. Estuvimos en la playa y a mí lo que más me gustó es la imagen de tener la playa a un lado y justo detrás la montaña, de un verde oscuro que hace un contraste curioso. Lo malo es que el día estuvo nublado, por lo que no pudimos disfrutar de las buenas vistas que había.

Desde Laredo, nos fuimos Santander. Es una ciudad, ya más grande que las que habíamos visto hasta ahora, que es impresionante. A mí me encantó la zona del puerto, que es amplia pero a la vez acogedora, sin agobiar. Además ahí se abrieron algunos claros y el sol pudo iluminar un poco más la ciudad. Comimos en el barrio de los Pescadores, que de atractivo tiene poco (en lo que a arquitectura se refiere), pero la comida es de lo mejor que se puede probar y a un precio muy bueno.

Una vez disfrutado de la sabrosa comida en Santander, decidimos poner rumbo a Santillana del Mar. Puedo certificar que la ciudad de llana tiene poco y que la famosa frase «Santillana del Mar, ni Santa, ni llana, ni con mar» es bien cierta. La ciudad tiene su encando, al estar cerrado el centro a la circulación con coches (excepto para residentes y despitados) y tener todo el suelo empedrado. Ahí también podéis encontrar las cuevas de Altamira, una réplica, pero que como podéis imaginar no visitamos puesto que hay una lista de espera de no sé cuántos meses.

Y de ahí, vuelta a la casa rural.

Día 3

La salida de la casa fue sobre las 10.30, con dirección a Reinosa de nuevo, para poder comprar pantortas, pan de pueblo y demás manjares. Luego nos dirijimos hacia Alto Campoo, con algo de nubes e incluso una pequeña nevada.

Después del frío de las cumbres, pusimos rumbo a Burgos, para poder disfrutar de un rico cordero en Casa Ojeda. Con la panzota llena, se hizo más fácil pasear por la ciudad, jeje. Vimos la Catedral, desde fuera (podéis ver las fotos) y poco más. Ya tocaba volver a Madrid, y no porque quisiéramos.

Cosas omitidas

Realmente en el día 1 el plan original no era visitar Reinosa, pero nos perdimos… Bueno, realmente fue un engaño de mi copiloto (aunque ella diga que no, jeje) que nos hizo llegar hasta ahí porque se crió por esos lares. La verdad es que no la culpo las ganas de volver, porque es un sitio espléndido.

Comiendo en Burgos tuvimos la suerte (nótese el tono irónico) de comer al lado de la típica presentación de familias entre los novios. Me explico: chica italiana conoce a chico español, por lo que familia de chica italiana quiere conocer a familia de chico español. Lugar de la presentación, el restaurante Casa Ojeda. La madre de chica italiana es de las más escandalosas, riéndose de manera exagerada, hablando más alto que nadie y haciendo que el resto de la gente que comía en el sitio estuviera casi más pendiente de ellos que de lo que pasaba en su mesa. El caso es que yo creo que quien peor lo pasaba era el padre del chico español, porque el pobre no sabía donde meterse y se le veía bastante incómodo. Con deciros que cuando se marcharon, él marchó delante del grupo como queriendo decir «no los conozco».

Y más cosas que me salto, por no alargar este post…

¡Saludos!

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