Sin eso, no eres nadie

Hola a todos. Sé que el título del post, como tal, poco dice, la verdad. Pero a buen seguro que cuando terminéis de leerlo estaréis de acuerdo con lo que dice. Y repito, por si acaso algún despistado no se lo ha leído bien: «Sin eso, no eres nadie».

Con esta frase, corta, concisa, y bastante precisa en cuanto a lo que quiere decir pero poco a lo que se refiere sin su contexto, empiezo. Hoy decidí que era hora de comunicarle a mi amigo Gallardón que me había mudado a uno de sus barrios, y que además, para que estuviera enterado, todo lo hacía con la intención de poder obtener una tarjetita verde para poder aparcar en mi casa gratis (un chollo, eh?? 😉 Pues no, no es gratis, son 24,60 Euros al año). El caso, es que conseguir ese ansiado papelito (tarjeta, que la verdad es que se lo han currado, hasta tiene un holograma y todo, para justificar los 24,60 digo yo ;-)), uno tiene primero que encabronarse empadronarse, es decir, decirle a Alberto que uno se va a vivir al barrio. Después, con el certificado de encabronamiento empadronamiento, hay que ir a una comisaría y renovar el DNI, para que así conste a todos los efectos que uno vive en donde dice vivir (no, no vale sólo con tener el contrato de alquiler, no). Una vez que la obligada visita a la comisaría, con dos fotos en las que siempre sale uno como si fuera un etarra y el pago de 6,60 Euros, uno puede decir que ya está totalmente encabronado empadronado. Si después de tan dura aventura, a uno aún le quedan fuerzas para ir a Tráfico para encabronar empadronar al coche también, que reconozco que no fue mi caso, y previo pago, imagino, de X Euros por tasas, por fin, podrá uno ir a ver a los amigos de Alberto para que nos den el papelito tarjeta con holograma.

Después de escribir lo que bien podría parecerse a las pruebas que les hacen pasar a los concursantes de Humor Amarillo, uno se puede alzar con tan ansiado tessssssoro (ups, que me descubro) y ¡¡¡aparcar en el barrio en el que vive sin miedo a que le multen!!!

Pero bueno, todo esto, dirán muchos de mis lectores, no termina de explicar el título del post. Y no, no se vayan ustedes a pensar que me refiero a que sin el papelito tarjeta no eres nadie. No. Nada más lejos de la realidad. Me refiero a que claro, cuando uno va a la Junta Municipal de Distrito para encabronarse empadronarse, suele ser de obligada acción rellenar un papel (con suerte) o varios (con menos suerte) indicando los datos y esas cosas. Para todo esto, evidentemente, hace falta un bolígrafo, objeto que siempre que tengo que hacer algún papeleo oficial, olvido. Resultado: uno se lo intenta pedir a la persona que le da la información, pero le dicen que no, que el bolígrafo que tiene es para poder hacer su trabajo, y que si no lo tiene, no puede hacerlo (obvio, no??). Así que es en ese preciso instante cuando uno comienza a escudriñar a sus compañeros de aventura, para ver si alguien es tan amable de prestarle ese objeto tan deseado. Pues nada, que no hay nadie. Todo el mundo parece tener todos los papeles rellenaditos (si es que eso te pasa por no hacer los deberes, ainsss, madre) y no hay bolígrafos ni sucedáneos a la vista. Vamos, que ni que pareciera un concurso de Supervivientes en el que lo que está en juego es una lata de fabada caducada. De ahí el título del post, sin ese objeto, aparentemente inútil en un mundo tecnológico como el de ahora, no eres nadie en cualquier oficina de la Administración Pública. Simple, pero cierto: no eres nadie.

En fin, para los que gusten saber cómo acabó mi periplo: el bolígrafo me lo prestó un vigilante de seguridad, muy majo él, la verdad. Y no, efectivamente, la aventura de visitar a la DGT, será para otro día, pronto, porque esto de no poder aparcar en mi barrio, sin pagar, como que no me hace ni pizca de gracia.

Un saludo a todos.